El presidente electo Donald Trump prometió eliminar el horario de verano, argumentando sus inconvenientes y costos.
Sus declaraciones han reavivado el debate sobre esta práctica, que implica adelantar los relojes en primavera y atrasarlos en otoño.
Aunque algunos legisladores han respaldado mantener el horario de verano de forma permanente, expertos en salud sostienen que el horario estándar se ajusta mejor a la biología humana.
Los comentarios de Trump surgen en un contexto donde la frustración por el cambio bianual de horario sigue creciendo entre los estadounidenses.
Legisladores, expertos en salud y el público debaten si esta práctica debería abolirse o modificarse.
El horario de verano se implementó por primera vez en 1942 como una medida en tiempos de guerra para conservar energía maximizando las horas de luz.
Aunque inicialmente respondió a la escasez de recursos durante la Segunda Guerra Mundial, esta práctica ha persistido en muchas partes del mundo, a pesar de los cambios significativos en el consumo de energía en las sociedades actuales.